Cuando nació mi primera hija, mi marido la tenía en sus manos y dijo: «¡Dios mío, es tan hermoso.' Desenvolví al bebé de las mantas. Ella era de tamaño medio, con dedos largos y delgados y un surtido aleatorio de los dedos del pie. Sus ojos se encuentran muy juntos, y ella tenía la nariz aguileña de su padre. Se veía mejor en él.
Mis regalos go-a son las bufandas de la organización sin fines de lucro mi amigo Matin de Maulawizada, manos afganas, que apoya a las mujeres marginados en Afganistán. A cambio de sus hermosos bordados, las mujeres reciben ayuda financiera y las clases de matemáticas y alfabetización. Las bufandas son impresionantes y uno de una especie.
Cuando usted tiene un pincel en la mano, entintado a una mujer hermosa es muy parecido a la publicación de sus manos sobre ella.
El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo por siempre.
Todos los artistas tienen en común la experiencia de la distancia insondable que existe entre la obra de sus manos, por lograda que sea, y la perfección fulgurante de la belleza percibida en el fervor del momento creativo: lo que logran expresar en lo que pintan, esculpen o crean es sólo un tenue reflejo del esplendor que durante unos instantes ha brillado ante los ojos de su espíritu.
El cemento armado es una musa honesta y útil, y quizá en manos de un arquitecto genial sería admirable; pero cuando se desmanda y se siente atrevida, como una cocinera lanzada a cupletista, hace tales horrores, que habría que sujetarla y llevarla a la cárcel.
Algún día la ciencia puede llegar a tener la vida del hombre en sus manos y, haciendo estallar el mundo la especie humana puede incurrir en un suicidio colectivo.
Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo.
Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
El que quiera prosperar en sus negocios hágalos por sí mismo, y si quiere que todo le salga mal, no tiene más que confiarlos a manos ajenas.