Frases de William Shakespeare

Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso las horas y el tiempo pasan.

La sangre joven no obedece un viejo mandato.

En un minuto hay muchos días.

La juventud, aun cuando nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo.

El pasado es un prólogo.

Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes.

Malgasté mi tiempo, ahora el tiempo me malgasta a mí.

La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo.

Si el dinero va delante, todos los caminos se abren.

El cansancio ronca sobre los guijarros; en tanto que la pereza halla dura la almohada de pluma.

En la amistad y en el amor se es más feliz con la ignorancia que con el saber.

Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte; los valientes prueban la muerte sólo una vez.

La codicia arraiga hondo y crece con raíces más perversas que la lujuria, flor de verano.

La dulce piedad es el símbolo de la verdadera grandeza.

Ligerezas como el aire son para el celoso fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras.

Cuidado con la hoguera que enciendes contra tu enemigo; no sea que te chamusques a ti mismo.

La compasión es la virtud de los reyes.

De lo que tengo miedo es de tu miedo.

No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande.

Me atreveré a todo lo que pueda hacer un hombre. Quien se atreva a más es insensato.

Quien se eleva demasiado cerca del sol con alas de oro las funde.

El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras.

Excelente cosa es tener la fuerza de un gigante, pero usar de ella como un gigante es propio de un tirano.

Yo juro que vale más ser de baja condición y codearse alegremente con gentes humildes, que no encontrarse muy encumbrado, con una resplandeciente pesadumbre y llevar una dorada tristeza.

A mayor talento, en la mujer, mayor indocilidad.