No respetar los hombres sólo por sus riquezas, sino por su filantropía, que no valoramos el sol por su altura, sino por su uso.
Un hombre tiene que aprender que no puede ordenar las cosas, sino que puede mandarse a sí mismo, que no puede obligar a las voluntades de los demás, sino que puede moldear y dominar su voluntad, y las cosas que lo que sirve a la verdad sirven, las personas buscan la guía de aquel que es dueño de sí mismo.
Así como el sabio no escoge los alimentos más abundantes, sino los más sabrosos, tampoco ambiciosa la vida más prolongada, sino la más intensa.
No recibimos una vida corta, sino que nosotros la acortamos. No somos de ella indigentes, sino manirrotos.
El pesimismo no consiste en estar cansado del mal, sino en estar cansado del bien. La desesperación no consiste en estar cansado del sufrimiento, sino en estar cansado de la alegría.
El hecho básico de la existencia humana no es que sea una tragedia, sino que es aburrimiento. No es tanto una guerra como una situación sin fin.
Un hombre se reserva su verdadero y más profundo amor no por los tipos de mujeres en cuya compañía se encuentra electrificado y encendido, sino para una mujer en cuya compañía se puede sentir ternura.
La ciencia no es sino una perversión de sí misma a menos que tiene como objetivo final el mejoramiento de la humanidad.
La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser.
No son las riquezas ni el esplendor, sino la tranquilidad y el trabajo, los que proporcionan la felicidad.
Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.
Al final, no nos acordaremos tanto de las palabras de nuestros enemigos, sino de los silencios de nuestros amigos.
Cuando se comprende que la condición humana es la imperfección del entendimiento, ya no resulta vergonzoso equivocarse, sino persistir en los errores.
Quienquiera que crea que su propia vida y la de sus semejantes está privada de significado, no sólo es infeliz sino apenas capaz de vivir.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo. Me dice que no tema a este mundo sino que avance llevando en mí nada más que el temor a Dios.
Las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.
Las personas no son recordadas por el número de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito.
La amistad es preciosa, no sólo en la sombra, sino también en el sol de la vida, y gracias a esta disposición benévola, la mayor parte de la vida es sol.
Resuelve no servir más y serás inmediatamente libre. No digo que levantes tu mano contra el tirano para derribarlo, sino simplemente que no le apoyes más; luego veras como, igual que un gran Coloso cuyo pedestal ha desaparecido, cae por su propio peso y se rompe en pedazos.
Que nadie se haga ilusiones de que la simple ausencia de guerra, aun siendo tan deseada, sea sinónimo de una paz verdadera. No hay verdadera paz sino viene acompañada de equidad , verdad, justicia, y solidaridad.
Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica o un egoismo ampliado.
El mundo es un lugar peligroso para vivir; no por las personas que hacen el mal, sino por las personas que no hacen nada al respecto.
No sólo soy un pacifista, sino que soy un pacifista militante. Estoy dispuesto a luchar por la paz. Nada va a acabar con la guerra a menos que las mismas personas se nieguen a ir a la guerra.
El dinero exige que vendas, no tu debilidad a la estupidez de los hombres, sino tu talento a su razón.
El amor no es sino el descubrimiento de nosotros mismos en otros, y el deleite en el reconocimiento.