Frases de Francisco de Quevedo

Matarse por no morir es ser igualmente necio y cobarde.

La adulación, bajeza del que adula; engaño del adulado y aún bajeza de los dos; porque su bajeza muestra el que gusta de su adulación, que no se fía en el valor de sus méritos.

El amor a la patria siempre daña a la persona.

No se ganan los hombres con favores sin obras.

El exceso es el veneno de la razón.

Bien acierta quien sospecha que siempre yerra.

No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.

El rico come; el pobre se alimenta.

Ser tirano no es ser, sino dejar de ser, y hacer que dejen de ser todos.

Ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad.

Quien deja vivo al ofendido, ha de temer siempre a la venganza.

No vive el que no vive seguro.

La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta, no se goza. 

Bien puede haber puñalada sin lisonja, mas pocas veces hay lisonja sin puñalada.

El general ha de ser considerado, y el soldado obediente.

Más fácil es escribir contra la soberbia que vencerla.

Ruin arquitecto es la soberbia; los cimientos pone en lo alto y las tejas en los cimientos.

El consejo, bueno es; pero creo que es de las medicinas que menos se gastan y se gustan.

Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.

El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.

La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.

Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.

Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.

Una sola piedra puede desmoronar un edificio.

Muchos vencimientos han ocasionado la consideración, y muchas victorias ha dado la temeridad.