Frases de Andre Gide

No hemos de gozar con mayor deleite las cosas que nos han costado caras, ni con menos las que no nos han costado nada.

Es bueno seguir la pendiente con tal que sea subiendo.

Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama.

La edad también tiene ventajas muy saludables, se derrama mucho del alcohol que nos gustaría beber.

Una mujer no comienza a mostrar su edad hasta que empieza a ocultarla.

La satisfacción es la única señal de la sinceridad del placer.

Sabio es aquel que constantemente se maravilla.

El secreto de mi felicidad está en no esforzarse por el placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo.

Recuerdo haber dicho que se necesitaba mucho talento para hacer soportable un poco de genio.

No se hace buena literatura con buenas intenciones ni con buenos sentimientos.

Bienvenido todo lo que viene a ti, pero no duran para nada más.

Es bueno para seguir la propia inclinación, siempre que conduce hacia arriba.

El hombre es más interesante que los hombres. Dios lo hizo, y no en su imagen. Cada uno es más precioso que todos.

El color de la verdad es gris.

Cree a aquellos que buscan la verdad. La duda los que la hallan.

Ninguna teoría es buena si no lo permite, no descansa, pero el mayor trabajo. Ninguna teoría es bueno, sino sólo con la condición de que uno lo utilizan para ir más allá.

No se descubre tierras nuevas sin consentir perder de vista la costa por un tiempo muy largo.

Las cosas más bellas son las que pide la locura y la razón escribe.

Sólo las cosas son bellas, que se inspira en la locura y escrito por la razón.

'Por lo tanto' es una palabra que el poeta no debe saber.

El pecado es lo que oscurece el alma.

¿Hasta qué grado el mismo pasado puede dejar distintas marcas - y sobre todo admitir distintas interpretaciones.

Hay muy pocos monstruos que justifican el miedo que tenemos de ellos.

El trabajo y la lucha y no aceptar nunca un mal que se puede cambiar.

Es más fácil llevar a los hombres al combate, provocando su pasión, que para frenar ellos y dirigirlos hacia las labores de los pacientes de la paz.