Al principio, tuve dos pensamientos. En primer lugar, se trata de una gran conspiración, y en segundo lugar, a nuestros hijos en Washington. Sabíamos que había algunos aviones no identificados que pueden haber sido dirigido por la Casa Blanca o el Capitolio.
En primer lugar, comer sano, sino que viene de adentro hacia afuera. Si usted come bien, la piel, el cabello, las uñas se verá bien. Lo mismo si tiene pensamientos negativos - que puede darle un mal aspecto, también, reflexionar lo que comemos y pensamos. También saboreamos y olemos lo que comemos. Ser feliz y hacer lo que me gusta realmente refleja.
El Masters es donde gané mi primer major, y ver a este torneo con gran respeto. Después de un largo y necesario tiempo lejos del juego, siento que estoy listo para comenzar mi temporada en Augusta.
Para la confirmación de mi, no he tenido un reloj y mi primer par de pantalones largos, como la mayoría de los niños luteranas. Tengo un telescopio. Mi madre pensó que sería el mejor regalo.
El primer libro que escribí fue El Precio de la Novia, que era un libro romántico, pero mi marido me quemó el libro cuando él lo vio. Yo era la típica mujer africana, que había hecho en privado, que quería que lo mira, lo apruebe y me dijo que no lo leería.
Una hermosa homilía, un sermón genuino, debe comenzar con el primer anuncio, con la proclamación de la salvación. No hay nada más sólido, profundo y seguro de que esta proclamación.
En primer lugar, cuando tenía 12 años, vi una cuerda de salto de la muchacha española. Nunca vi su rostro, pero aún así era la vista más hermosa que había visto nunca.
Siempre he sido una chica testaruda. Tuve mi primer hijo a los 17 años, y fue un error, pero tengo un hermoso niño de ella.
Yo tenía un ir a cambiar la historia - tal vez no por mí mismo - He luchado en la batalla de Normandía, que slogged través de las Ardenas, y celebra la liberación de París en las calles con bellas chicas francesas lanzando flores a mí. Le dije adiós a mi primer amor verdadero y descubrí lo que realmente quería hacer con mi vida.
Recuerdo lo hermoso del Merrimac miró a mí en la infancia, el primer río cierto que he conocido, que se abrió ante mis ojos y se abría paso a través de mi corazón como un sueño hecho realidad, sus campanillas, sus rocas y sus rápidos, son mucho más fijado en mi memoria que nada sobre el mar.
El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más.
El primer paso para la solución de los problemas es el optimismo. Basta creer que se puede hacer algo para tener ya medio camino hecho y la victoria muy cercana.
El conocimiento de la belleza es el verdadero camino y el primer peldaño para la comprensión de las cosas que son buenas.
En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría.
Los hombres se distinguen menos por sus cualidades naturales que por la cultura que ellos mismos se proporcionan. Los únicos que no cambian son los sabios de primer orden y los completamente idiotas.
El niño ríe por alegría; es el primer escalón. El humorismo ríe con tristeza; es el último escalón. Aurora y crepúsculo.
El primer vaso corresponde a la sed; el segundo, a la alegría; el tercero, al placer; el cuarto, a la insensatez.
Un día mi abuelo me dijo que hay dos tipos de personas: las que trabajan, y las que buscan el mérito. Me dijo que tratara de estar en el primer grupo: hay menos competencia ahí.
El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio.
El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.
Si no existe la organización, las ideas, después del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia.
Si existiera algo que quisiéramos cambiar en los chicos, en primer lugar deberíamos examinarlo y observar si no es algo que podría ser mejor cambiar en nosotros mismos.
El primer deber del hombre es desarrollar todo lo que posee, todo aquello en que él mismo pueda convertirse.
Al principio de las catástrofes, y cuando han terminado, se hace siempre algo de retórica. En el primer caso, aún no se ha perdido la costumbre; en el segundo, se ha recuperado. Es en el mismo momento de la desgracia cuando uno se acostumbra a la verdad.