La música es un arte que está fuera de los límites de la razón, lo mismo puede decirse que está por debajo como que se encuentra por encima de ella.
La ciencia es la verdadera escuela moral; ella enseñan al hombre el amor y el respeto a la verdad, sin el cual toda esperanza es quimérica.
Pierre Eugèn Marcellin Berthelot
Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el sentimiento que nos guía en presencia de una obligación no definida.
Excelente cosa es tener la fuerza de un gigante, pero usar de ella como un gigante es propio de un tirano.
En cuanto nace la virtud, nace contra ella la envidia, y antes perderá el cuerpo su sombra que la virtud su envidia.
¿Racionalizar la fe?. Quise hacerme dueño y no esclavo de ella, y así llegué a la esclavitud en vez de legar a la libertad en Cristo.
El ocaso de una gran esperanza es como el ocaso del sol: con ella se extingue el esplendor de nuestra vida.
La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás.
Sólo conviene la mediocridad. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de ella por alguna parte.
La libertad no tiene su valor en sí misma: hay que apreciarla por las cosas que con ella se consiguen.
En Inglaterra, la libertad es una especie de ídolo. Al pueblo se le enseña a amarla y a creer en ella, pero ve muy pocos de sus resultados. El pueblo puede moverse libremente, pero dentro de altas murallas.
La libertad es el gran espejo mágico donde toda la creación pura y cristalina se refleja; en ella se abisman los espíritus tiernos y las formas de la naturaleza entera.
Ningún favor produce una gratitud menos permanente que el don de la libertad, especialmente entre aquellos pueblos que están dispuestos a hacer mal uso de ella.
Aquel que gobierna por medio de su excelencia moral puede compararse a la estrella polar, que permanece en su sitio en tanto todas las demás estrellas se inclinan ante ella.
Me maravillo a menudo de que la historia resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe ser pura invención.
Quien lleva toda su vida a su mujer sobre la espalda, cuando la deja en el suelo, ella dice: ¡Estoy fatigada!.
La sociedad no es una enfermedad, sino un desastre. Es un milagro estúpido que consigamos vivir en ella.
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, en la que permanecerá para siempre una real e indeleble majestad, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.
Toda relación con la tierra, el hábito de labrarla, de trabajar sus minas o simplemente de cazar en ella, engendra el sentimiento de patriotismo.
La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea.
Ella camina silenciosamente, pero, bajo ese aspecto tranquilo, es todo furia, pura energia eléctrica. La mujer común es tan común como una tormenta.
No buscamos la sociedad por amor a ella misma, sino por los honores o los beneficios que puede reportarnos.