Frases de Stendhal

Creo que la primera ley del siglo XIX impone a los que se meten a escribir, es la claridad.

El placer es a menudo dañado por describirlo.

Un libro es un espejo que pasea por una gran avenida.

La política de un libro, es como un disparo en medio de un concierto, algo vulgar, y sin embargo, es algo que es imposible de ignorar.

El poder, después del amor, es la primera fuente de felicidad.

Antes de ponerme a escribir una novela leo durante algunos días el Código Civil para formarme el estilo.

Lo que es realmente bello debe ser siempre verdad.

La gente felizmente enamorada tiene un aire de intensidad.

La belleza no es más que la promesa de la dicha.

La mujeres demasiado bellas sorprenden menos al segundo día.

Muy frecuentemente las lágrimas son la última sonrisa del amor.

Nuestras verdaderas pasiones son egoístas.

Para Dios, la única excusa es que no existe.

Hay que tener un marido prosaico y tomar un amante romántico.

Las mujeres están siempre muy atentas a cualquier emoción.

Lo que hace tan agudo el dolor de los celos es que la vanidad no puede ayudar a soportarlo.

Sólo las grandes mentes pueden permitirse un estilo sencillo.

El enamorado celoso soporta mejor la enfermedad de su amante que su libertad.

Al final de la entrevista, la mujer más pudorosa acaba tratando al amante que la solicita, mejor de lo que tenía decidido.

Describir la felicidad es disminuirla.

La amistad es una cantina a cuenta de dulzura sobre los rigores de la vida.

El amor verdadero hace del pensamiento de muerte frecuente, fácil y sin temores; simplemente se convierte en el estándar de comparación, el precio que uno pagaría por muchas cosas.

Una pequeña pizca de esperanza es suficiente para provocar el nacimiento del amor.