Frases de Napoleón I

Discutir en el peligro es apretar el dogal.

Una gran reputación es un gran ruido: cuando más aumenta, más se extiende; caen las leyes, las naciones, los monumentos; todo se desmorona. Pero el ruido subsiste.

Podemos detenernos cuando subimos, pero nunca cuando descendemos.

A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos no les disgustaría ser opresores.

La mejor forma de cumplir con la palabra empeñada es no darla jamás.

El que sólo practica la virtud para conquistar una gran reputación está muy cerca de caer en el vicio.

Tan tranquilas son las personas honradas y tan activas las pícaras, que a menudo es necesario servirse de las segundas.

Un hombre de estado debe tener el corazón en la cabeza.

Abandonarse al dolor sin resistir, suicidarse para sustraerse de él, es abandonar el campo de batalla sin haber luchado.

La mayor parte de aquellos que no quieren ser oprimidos, quieren ser opresores.

Sólo hay dos palancas que muevan a los hombres: el miedo y el interés.

El mal de la calumnia es semejante a la mancha de aceite: deja siempre huellas.

La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.

Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.

Cuando quiero que un asunto no se resuelva lo encomiendo a un comité.

Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.

A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más insignificante decide la suerte de una batalla.

La policía a veces inventa más de lo que descubre.

Hay ladrones a los que no se castiga, pero que roban lo más preciado: el tiempo.

Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un modo de preservar a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes.

La opinión pública es un poder al que nada resiste.

Interpretar la ley es corromperla, los abogados las matan.

Se puede aplastar una nación religiosa, pero no dividirla.

Hay tantas leyes que nadie está seguro de no ser colgado.

Imponer condiciones excesivamente duras es dispensar de su cumplimiento.