Frases de Ernest Hemingway

Sentía la soledad de muerte que llega al cabo de cada día de la vida que uno ha desperdiciado.

Al oír un eco muchos creen que el sonido proviene de él.

Sin duda, no hay cacería como la caza de hombres y aquellos que han cazado hombres armados durante el suficiente tiempo y les ha gustado, en realidad nunca se interesarán por nada más.

Cada día es un nuevo día. Es mejor tener suerte. Pero yo prefiero ser exacto. Luego, cuando venga la suerte, estaré dispuesto.

La obra clásica es un libro que todo el mundo admira, pero que nadie lee.

Si ganamos aquí ganaremos en todas partes. El mundo es un hermoso lugar, vale la pena defenderlo y detesto dejarlo.

Quédate siempre detrás del hombre que dispara y delante del hombre que está cagando. Así estás a salvo de las balas y de la mierda.

Un idealista es un hombre que, partiendo de que una rosa huele mejor que una col, deduce que una sopa de rosas tendría también mejor sabor.

Ahora: una palabra curiosa para expresar todo un mundo y toda una vida.

Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen.

La moral es lo que hace a uno sentirse bien y lo inmoral es lo que hace a uno sentirse mal.

Sólo existen tres deportes: el toreo, las carreras de coches y el montañismo. El resto son simples juegos.

La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre.

El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad.

Intenta comprender, no eres un personaje de tragedia.

Un hombre de carácter podrá ser derrotado, pero jamás destruido.

Eres hermosa, como una mosca de mayo.

Ahora sé que no hay una cosa que es verdad - que es todo cierto.

No hay una cosa que es verdad. Son todas ciertas.

Un hombre tiene que tomar un montón de castigo para escribir un libro muy divertido.

La vida es como un jarrón chino, es hermoso, pero si no la cuidas bien se rompe en miles de pedazos.

El hombre tiene corazón, aunque no siga sus dictados.

Las buenas partes de un libro puede ser sólo algo que un escritor tiene la suerte de oír por casualidad o puede ser la ruina de toda su maldita vida y uno es tan bueno como el otro.

Si tienes la suerte de haber vivido en París como un hombre joven, entonces donde quiera que vaya para el resto de tu vida se queda contigo, porque París es una fiesta móvil.

La vida de cada hombre termina de la misma manera. Es solamente los detalles de cómo vivió y cómo murió que distinguen a un hombre de otro.