En mi cumpleaños número 14, mi abuelo y mi abuela me dio el mejor regalo de cumpleaños nunca: una mesa de dibujo que he trabajado desde entonces.
Mi mayor héroe, Gregory Peck, fue mi regalo de cumpleaños el 14 de abril de 1973. Me senté y miré fijamente.
Es irónico que la única cosa que todas las religiones reconocen como que nos separa de nuestro creador, nuestro autoconciencia, es también el único que nos separa de nuestros semejantes. Fue un amargo regalo de cumpleaños de la evolución.
Si yo fuera hombre me enamoraría de mi mejor amiga, pero como no lo soy, le regalo toda mi buena vibra.
Un amigo no es aquel que espera algo a cambio, sino es aquella persona que da sin recibir, pero al final el mejor regalo es ganar poco a poco una amistad.
La vida es el mayor regalo de nuestra existencia, sólo hay que saber aprovechar cada segundo que de ella se escurre como agua en nuestros dedos.
Lloro por las cosas al azar, como una flor, o alguien me da un regalo, o mi hermana me dio un buen abrazo.
Cuando eres un invitado y te vas, es bueno para enderezar algo o envíe sus anfitriones un regalo útil. Y al salir del planeta, es bueno haber hecho una contribución positiva.
Nunca he planeado nada. He estado haciendo este trabajo durante más de 50 años. Me han pagado para trabajar con gente maravillosa y ha sido un gran regalo para mí.
Presidente Reagan logró tales éxitos, porque cuando te sentabas en una habitación con él, podría haber más de 1.000 personas en la habitación, sin embargo sentí que había sólo dos de usted, y su maravilloso ingenio sería sentir cómodo. Ese fue un gran regalo.
Cuando me hice mayor y torpe, cuando mis padres se divorciaron y la vida se habían ido todos al infierno, Demetrie me situó en el espejo del armario y me dijo una y otra vez: 'Tú eres hermosa. Usted es inteligente. Usted es importante. ' Fue un regalo increíble para dar a un niño que piensa que nada de sí misma.
Este es un regalo que Dios me ha dado. No soy lo suficientemente inteligente como para escribir para todo el mundo, pero es el amor en estos libros que viene de Él y sale a mi público lector. Estoy eternamente agradecido por ello. Es un privilegio.
Para la confirmación de mi, no he tenido un reloj y mi primer par de pantalones largos, como la mayoría de los niños luteranas. Tengo un telescopio. Mi madre pensó que sería el mejor regalo.
A veces la cosa más hermosa es, precisamente, el que viene de forma inesperada y no ganado, por lo tanto, algo que se da realmente como un regalo.
Sin lugar a dudas, es importante desarrollar la mente de los hijos. No obstante el regalo más valioso que se les puede dar, es desarrollarles la conciencia.
Si se me diera la oportunidad de hacer un regalo a la siguiente generación, sería la capacidad de reírse cada cual de sí mismo.