El sexo es la ecuación perfecta pues la mujer eleva el miembro a su maxima expresión, lo encierra entre paréntesis (:-), le extrae el máximo factor y por último lo reduce a su minima expresión.
Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas.