La única pregunta que cualquier hombre sabio puede preguntarse a sí mismo, y que cualquier hombre honesto preguntarse es si una doctrina es verdadera o falsa.
O se repite la misma doctrina a todo el mundo está diciendo, o de lo que usted dice algo verdadero, y sonará como si fuera de Neptune convencional.
La ciencia genuina, hasta donde alcanza su verdadera doctrina, carece de profundidad. La profundidad es cosa de la sabiduría.