Frases de Khalil Gibran

El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.

Si otro te injuria, puedes olvidarlo; si injurias tú nunca olvidarás.

Algunos oyen con las orejas, algunos con el estómago, algunos con el bolsillo y algunos no oyen en absoluto.

No se puede llegar al alba sino por el sendero de la noche.

El pesar y la pobreza purifican el corazón del hombre, aunque nuestras mentes débiles no ven nada de valor en el universo, salvo la comodidad y la felicidad.

Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar.

Conocí un segundo nacimiento, cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron.

Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños.

Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa.

La historia no se repite si no es en la mente de quien no la conoce.

No progresas mejorando lo que ya esta hecho, sino esforzándote por lograr lo que aun queda por hacer.

Aquel que no usa su moralidad sino como si fuera su mejor ropaje, estaría mejor desnudo.

Amar a la vida a través del trabajo, es intimar con el más recóndito secreto de la vida.

El silencio del envidioso está lleno de ruidos.

En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.

Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.

Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara.

Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores.

Y en mi locura encontré la libertad y la seguridad que da el que no le entiendan a uno, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nosotros.

Das poco cuando das tus posesiones. Es cuando das de ti mismo cuando realmente das.

Salvaguardar los derechos de los demás es el fin más noble y hermoso de un ser humano.

Elegimos nuestras alegrías y tristezas mucho antes de que las experimentamos.

A más de uno que dice que la vida es breve le parece el día demasiado largo.

En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.

El amor no da ni toma nada, excepto de sí mismo.