Nuestros momentos de inspiración no se pierden aunque no tenemos poema especial para mostrar a ellos, porque esas experiencias han dejado una huella indeleble, y estamos de cuando en cuando recordaba de ellos.
Cuando soy capaz de resistir la tentación de juzgar a los demás, puedo ver como maestros del perdón en mi vida, me recordaba que yo sólo puedo estar tranquilo cuando yo perdono en lugar de juzgar.
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.