Pese a las objeciones, que suenan como cerdos chillones, pese a las objeciones de Romney y todos sus aliados, pasamos por algunas de las más duras normas de Wall Street en la historia, convirtiendo de nuevo en Wall Street el asignador del capital siempre ha sido y ya no es un casino. Y quieren derogarla.
¿No tenemos en nosotros una perpetua inclinación, pese a la excelencia de nuestro juicio, a violar lo que es la Ley, simplemente porque comprendemos que es la Ley?