Luego, en segundo lugar, debemos saber que cada ser que está dotado de razón, y transgrede sus leyes y limitaciones, es indudable que participan en el pecado por desviarse de la rectitud y la justicia.
La paz en la tierra, suprema aspiración de toda la humanidad a través de la historia, es indudable que no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta fielmente el orden establecido por Dios.