El hombre arruinado lee su condición en los ojos de los demás con tanta rapidez que él mismo siente su caída.
No sólo para gobernar, sino también para sublevarse hacen falta leyes estrictas. Un ideal fijo, habitual, es condición para toda clase de revoluciones.
Normalmente, cuando las personas están tristes no hacen nada. Sólo lloran sobre su condición.Pero cuando están enfadados, provocan el cambio.
El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.