Conozco a centenares de maridos que volverían felices al hogar si no hubiera una esposa que les esperara. Quiten a las esposas del matrimonio y no habrá ningún divorcio.
Conozco a centenares de maridos que serían felices de volver al hogar si no hubiese una esposa esperándoles.
La primera vez que canté en el coro de la iglesia, dos centenares de personas cambiaron su religión.