Nunca olvidaré una mañana entré y tuve un infierno de un cardenal - que había sido una noche difícil la noche anterior - «¿Dios mío, Vidal, ¿qué te pasó en la cara' y un cliente me dijo: Y yo dije, 'Oh, no, señora, me acaba de caer sobre una horquilla.
Pienso en mi madre todos los días. Pero por lo general los pensamientos son efímeros - cruza mi mente como un cardenal manantial que vuela más allá del borde de su ojo: sorprendente, luminosa, encantadora... ha ido.