Tomó el Museo Metropolitano de Arte de casi 50 años a despertar a Pablo Picasso. No poseía una de sus pinturas hasta 1946, cuando Gertrude Stein legó esa imagen casi cubista indomable de sí misma - un retrato del escritor como un Buda sumo - la Met, sobre todo porque no le gustaba el Museo de Arte Moderno.
Nos gustaría obtener 20 ángulos diferentes y luego se corta a todos juntos. Eso es lo que he llamado en ese momento - el tratamiento 'cubista' de fútbol tiroteo. Era lo mismo que Picasso hizo, excepto lo hicimos con un juego de fútbol. Se trata de tomar una sola imagen y mirándolo desde múltiples perspectivas.
Siempre he estado fascinado por Picasso y la forma en que miraba a una sola imagen a través de múltiples perspectivas y desde diferentes momentos en el tiempo. Él miraba a la cara de una mujer y que iba a ver casi una apariencia tridimensional a pesar de que era un lienzo plano. Pensé, bueno, por qué no podemos hacer lo mismo con un juego de fútbol?
Mis héroes son gente como Picasso y Miró y las personas que en el pasado realmente llegan a algo en su vejez, que absolutamente no podría jamás lo han hecho en su juventud.
Esa libertad que Picasso dio a sí mismo, ser un artista en un gran número de formas, parece ser una gran liberación psicológica.
Verás Miguel Ángel y Picasso y leer literatura. Tuve un poco de nostalgia incipiente innata para eso, pero yo nunca vi que me encajar Eso se llama arte. Y entonces sucedió algo a la música pop, y es que se convirtió en arte bajo la mano de los Beatles, los Stones y Bob Dylan y algunas otras personas.
La persona más malvada que he conocido era un cara o cruz entre Pablo Picasso y el editor-delincuente Robert Maxwell.
Resulta que la pasión de Picasso por la incertidumbre, el misterio y la emoción de la vida nunca se terminó.
Ahora la gente mira a 'El grito' o 'Iris' de Van Gogh o un Picasso y ver su contenido nuevo: el dinero. Las casas de subastas inherentemente equiparan el capital con valor.
Picasso dijo una vez que no me importa quién es el que tiene o me influye en la medida en que no es a mí mismo.
A Picasso, hasta los que le detestan, le soportan, porque nunca usa el talento. Sólo usa el genio. Sus obras nunca son pensamientos. Son actos.