Conozco a centenares de maridos que serían felices de volver al hogar si no hubiese una esposa esperándoles.
Me di cuenta que si lo hubiese dicho lo suficiente, hubiera convencido al mundo de que realmente era el más grande.
Me mudaría a Los Ángeles si Nueva Zelanda y Australia fueran tragados por una ola enorme, si hubiese una peste bubónica en Inglaterra y si el continente africano desapareciera por algún ataque marciano.
Ahora me encuentro con gente de todo tipo con tatuajes de Lobezno en sus espaldas. Gracias a Dios que lo hice bien, porque creo que si no lo hubiese hecho bien, habrían escupido sobre mí en la calle.
Yo no salgo en las partes románticas. Pero a menudo pienso que si yo hubiese tenido mi dentadura bien desde el principio, bueno, tal vez.
He estado un poco de suerte. Siempre he seguido especie de lo que mi pasión era, y que parece que me han llevado a lugares mejores que si hubiese seguido alguna trayectoria profesional, que no sabría ni por dónde empezar.
La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso.
Si yo me hubiera dedicado a la política. ¡oh atenienses!, hubiera perecido hace mucho tiempo y no hubiese hecho ningún bien ni a vosotros ni a mí mismo.
Si me hubiese quedado tranquilo en mi casa en vez de irme a sufrir por el mundo, ¡no me habría ahorrado pocas penas y pocos zapatos!