Parece adecuado, en todo caso, que por una representación temprana similar a la de otros países en la aplicación de los fondos públicos por un funcionario del Gobierno para usos privados debe hacerse un delito grave y visitó a un castigo severo e ignominiosa.
Lo que me duele más en mis ofensas pasadas, oh Dios de amor, no es tanto el castigo que merezco, como el disgusto que te he dado, que son dignos de amor infinito.
Para ser malentendido puede ser el castigo del autor por haber perturbado la paz del lector. Cuanto mayor sea la perturbación, la mayor es la posibilidad de malentendido.
Aprendí muy pronto sobre la miseria y los peligros de la vida, y sobre el más allá, sobre el castigo externo que esperaba a los hijos del pecado en el infierno.
Ningún castigo ha poseído nunca suficiente poder de disuasión para evitar la comisión de delitos. Por el contrario, cualquiera que sea la pena, una vez que un delito específico ha aparecido por primera vez, es más probable que su aparición inicial podría jamás haber sido su reaparición.
Los dioses habían condenado a Sísifo a rodar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.
El demonio ha puesto un castigo a todas las cosas que nos gustan en la vida. Cualquiera de nosotros sufrimos de salud o sufrimos en el alma o que engordan.
La confesión es siempre debilidad. El alma sepulcro guarda sus propios secretos, y toma su propio castigo en silencio.
El castigo es ahora fuera de moda... porque crea distinciones morales entre los hombres, lo que, a la mente democrática, son odiosas. Preferimos una culpa colectiva de sentido a una responsabilidad individual significativa.
La homosexualidad en Rusia es un crimen y el castigo es de siete años de cárcel, encerrado con los otros hombres. Hay una lista de espera de tres años.
A quien las buenas obras no aprovechan y las tiernas palabras no mueven, las malas le domen con duro y riguroso castigo.
El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan.
Las naturalezas inferiores repugnan el merecido castigo; las medianas se resignan a él; las superiores lo invocan.